04 diciembre 2008






Yo sé que fieros y hambrientos dos ojos en tí clavados, siguiendo van tus cuidados miradas y movimientos.Por más que sigan atentos los giros de tu pasión, podrá ser que la ocasión sin aprovechar se quede.Pues vigilarte no pueden
las telas del corazón. Yo sé que el labio de una mujer por tu amor capaz de todo, recoge a montones lodo para volcarlo en mi nombre.Me callo sin que me asombre la bajeza de su acción, de su vil difamación si queda rastro, que quede. Yo sé que manchar no pueden mi nombre en tu corazón. De ojos, mano y labio impío apostados en acecho, para robarte del pecho tu corazón todo mío. Lucharán en el vacío sin lograr su pretensión, hasta que de mi pasión liberada por Dios quedes. Porque ni tú mismo puedes mandar en tu corazón.

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